Hay muchos lugares que la gente puede dejar de ir cuando está en Beijing, sin embargo, el mercado de la seda jamás queda suspendido. Más allá de comprar o no comprar es una experiencia única. Rodeado por millones de vendedores chinos que hablan ingles, español, frances, italiano y seguramente otros 20 idiomas más, se hace casi imposible caminar. Solo sueltan palabras como: amigo, venga, compre, barato y otros truquitos que fueron aprendiendo con el tiempo.
Es muy difícil imaginarse un lugar así, por este motivo, posteo unos videos un poco largos pero que muestran tal cual lo que podemos ver en el mercado.
En el segundo video, me encuentro en el último piso, esta es la parte de perlas y relojes, vale la pena prestar atención a la vardiedad de relojes que tienen. Algunos, hasta tienen el catálogo original para que uno pueda hacer el pedido.
Intentando interferir mínimamente con la "realidad", el video lo hice con el móvil colgado al cuello, de esta forma, los "actores" no se sienten intimidados.
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