Luego de contar la excitante experiencia vivida en Shanghai, es tiempo de confesar la nefasta busqueda de un "aromatizador de axilas". Cuando salí de Beijing ya no tenía más desodorante e ingenuamente esperaba poder comprar uno en el aeropuerto porque en la ciudad NO se encuentran con facilidad ya que los chinos - según dicen ellos - no transpiran. Lamentablemente no lo encontré, y para peor, tampoco lo hice durante los siguientes 3 días. Lo bueno es que entre tanto chino mi aroma "latino" no se distinguía, pero lo malo, es que realmente estaba muy molesto. Aunque cada tanto usaba una crema que me prestaba Baranda, aclaro que Baranda es el apellido de mi jefe, pasé mucho tiempo sin poder usar nada.
Finalmente, pude encontrar en una SUPERCADENA de cosméticos femeninos estos desodorantes a bolilla, a esta altura el spray sería una utopía, y casi arrojándome sobre la góndola agarré todos los que habían (3). Pagué unos 12 mangos cada uno y hubiese pagado cualquier cosa por volver a sentir esa cotidiana sensación que comenzaba a extrañar ...
1 Comments:
Con lo cual anduviste oloriento un buen tiempo??? Que verguenza...
4:44 p. m.
Publicar un comentario
<< Home